Es un proceso que pertenece a la contabilidad y a la auditoría, que asegura la consecución de los objetivos de una organización en la eficacia operativa y la eficiencia, la información financiera confiable y el cumplimiento de leyes, reglamentos y políticas. El control interno implica todo lo que controla los riesgos de una organización. Es además un medio por el cual los recursos de una organización están dirigidos, controlados y medidos. Por lo que desempeña un papel importante en la detección y prevención del fraude, y la protección de los recursos de la organización, tanto físicos (por ejemplo, de maquinaria y de propiedad) e intangibles (por ejemplo, la reputación o de propiedad intelectual tales como marcas comerciales).
A nivel organizativo, el control interno se
relaciona con la fiabilidad de la información financiera, la
retroalimentación oportuna sobre el logro de los objetivos
operacionales o estratégicos, y el cumplimiento de leyes y
reglamentos. A nivel de transacciones específicas, el control
interno se refiere a las medidas adoptadas para alcanzar un objetivo
específico (por ejemplo, la forma de garantizar los pagos de la
organización a terceros que son para los servicios válidos
procesados. Del mismo modo, el control interno es un elemento clave
de la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA) de 1977 y
la Ley de Prácticas de Sarbanes-Oxley
de 2002, que exigía mejoras en el control interno en las empresas
públicas de los Estados Unidos.